domingo, 12 de diciembre de 2010

Escribiendo la historia

Un chico pisa la calle, la madre lo reta y lo arrastra hacia la vereda hasta que el semáforo les permite cruzar Callao. Una agrupación con banderas rojas y la cara de Evita pasa al lado de la señora ocupando el carril izquierdo de la calle Callao. De fondo la música es de bombos y bocinas.
El semáforo cambia a rojo y la agrupación cruza de vereda. Se unen con la JP (Juventud Peronista) que tiene banderas negras con la cara de Perón. En la vereda de enfrente, casualidad o no, se encuentran los partidos de izquierda. Callao es cortada, hay un leve cruces de palabras entre las vertientes peronistas y las de la izquierda, pero todo se tranquiliza cuando llegan los estudiantes del IUNA que se roban las miradas. Chicas y chicos con narices de payaso, con lápices gigantes, haciendo pompas de jabón, algunos vestidos de estatuas.
Hoy 16 de septiembre, hace 34 años fueron torturados y asesinados diez chicos por reclamar un boleto estudiantil. En la marcha hay más de 25 colegios de la Ciudad de Buenos Aires, algunas facultades nacionales, trabajadores de varias fábricas, agrupaciones piqueteras y aborígenes.
Desde un camión con varias torres de parlantes suena un tema de León Gieco, mientras que del otro lado de la Plaza del Congreso los fuegos artificiales que explotan en el cielo le hacen la percusión. El cielo nublado se empieza a abrir desde el sur. Siguen llegando agrupaciones, centros de trabajadores. El olor a choripán se hace presente, un chico se acerca a una chica y trata de besarla, al principio ella se resiste, pero luego se besan. Atrás de ellos una bandera del Che que sonríe. Hay gente que observa, una jubilada le pregunta a un chico:
-¿Por qué es la marcha?
- Hoy se cumple un año más de la noche de los lápices, noche en que fueron torturados y asesinados diez chicos. Además hay una crisis educativa en la ciudad de Buenos Aires. Marchamos también por una mejor educación.
- Entonces yo los apoyo.
Los grupos se acomodan sobre la Rivadavia y sobre Irigoyen. Mientras que en la Avenida suena el Indio Solari, los grupos de la vereda de enfrente cantan la marcha Peronista. El sol se retira y da paso a las luces de la ciudad.
Un hombre pasa en medio de la plaza y dice:
-Voy a llegar a las diez de la noche, pendejos de mierda.
La movilización comienza, empiezan a marcha por la Avenida de Mayo, desde la Plaza del Congreso se dirigen hasta la Plaza de Mayo, ahí se hará el acto central. En el camino hay batucadas, bombos y cantos. Unos carteles del subte incentivan la violencia: “Piedras a Plaza de Mayo”. Sin embargo, la marcha sigue tranquila, un chico habla con otro:
-Lo único que falta, que alguien tire una piedra y salga en la televisión como los violentos de siempre.
Llegan a la Plaza, enfrente, la casa Rosada, está iluminada de rojo sangre. Se ordenan, se reagrupan y cada uno toma su lugar en la plaza. Ya está todo listo para que el acto central empiece.
Llegaron los discursos y mientras miles escuchan atentos, en el fondo un grupo de quince chicos prenden fuego un muñeco, eso será lo que transmita la televisión.
Hernán Viscellino

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