miércoles, 20 de junio de 2007

Una completa definición de "El prisma"

No es que el diccionario se equivoque, sería imposible discutir con él. Quizás lo que sucede es que esté incompleto… o ni siquiera eso. Simplemente se olvidó de uno de los significados del vocablo prisma. Tal vez ni siquiera lo olvidó, sólo se le pasó por alto el significado social. Un prisma no es una pirámide de cristal usada para la descomposición de la luz o, mejor dicho, es eso y mucho más. Es un ser casi noctámbulo que se esfuma en los callejones de las ciudades. Un sujeto que, a pesar de mostrarse lo más honesto y transparente posible, genera intriga en el resto de la sociedad. Se lo admira a la vez que se lo apalea. Los gobiernos lo amordazan pero él no acata. Este individuo prismático tiene la característica de absorber la realidad, la toma prestada y la convierte en arte. Chupa los miedos, las broncas, las angustias y las injusticias, y con su magia única las distorsiona, las disimula hasta convertir este caldo en caviar. Logra lo que sólo él puede lograr, lo efímero deja de ser fugaz y se convierte en eterno. Pasa a ser un documento de la sociedad, un complemento de la identidad. Lleva el grito sordo del pueblo a su máximo esplendor. En su mente los colores no son colores, son otros mundos posibles, las texturas, las formas, los sonidos, no son más que ideas apaciguadas por la belleza.
Mientras una pirámide de cristal permite la reflexión de la luz, invisible al ojo humano, el prisma decodifica la urgencia en la mirada de aquellos necesitados que la mayoría no ve.

Flavia Yanucci

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