martes, 29 de mayo de 2007

Educación: ¿Al alcance de todos?


Desde hace ya varios años, la problemática de la pobreza en América Latina es un tema que atosiga a los sucesivos gobiernos de los países que la componen. Para erradicar las altas tasas de inflación, el gran endeudamiento y otras falencias económicas, se implementaron medidas de ajuste que permitieron un mayor grado de estabilidad y de reactivación para las sociedades eternamente dependientes de fondos internacionales. Este crecimiento trajo consigo una mayor concentración del capital, es decir, una menor distribución del ingreso, que acrecentó las extremas condiciones de vida: aumentó la cantidad de población debajo de la línea de pobreza, mientras los sectores privilegiados superan las condiciones imaginadas en la región, agudizando así las diferencias abismales entre las clases sociales, no solo en el sentido abstracto. Como consecuencia concreta del individualismo que estamos atravesando, cada cual busca el desarrollo y el provecho particular, olvidando el bienestar colectivo, alienándose dentro de submundos que dejan de lado a quienes se encuentran en desigualdad de condiciones. Sobre esto Mahatma Gandhi, amen de su profesión de abogado, decía que nadie tiene derecho a nada hasta que todas las personas puedan ser alimentadas y vestidas, más aún, todos tenemos la obligación de ajustar nuestras necesidades y pasar hambre voluntariamente para apoyar ese fin. “Si un hombre crece espiritualmente, el mundo crece con él, y si un hombre cae, el mundo entero se cae con él”. Veremos entonces que la decadencia del espíritu del hombre se manifiesta también en la educación.
La inequidad, genera una heterogeneidad de niveles educativos que no favorece a la igualdad de enseñanza entre los ciudadanos. Las familias que tienen un alto grado educacional les dan a sus miembros un apoyo que será de suma importancia para que éstos desarrollen mejor su intelecto. Esto sucede inversamente en el caso contrario, los padres que han recibido una educación deficitaria, no podrán guiar a sus hijos en igual medida que los anteriores. Este proceso se agrava en términos económicos. En la Argentina de hoy, las escuelas públicas sufren una crisis tanto de características económicas como institucionales, tal situación influye en la elección de las familias de clases alta y media, a inclinarse hacia los colegios privados, a pesar del esfuerzo monetario, en pos de tomar la mejor decisión. Inevitablemente, lo único que se produce es ampliar la distancia entre los niveles educativos. Al no haber equidad entre dichos niveles, no la habrá en materia social. Las condiciones de trabajo, en tanto sueldos, jornadas y tratos laborales son, en gran medida, mejores para alguien que tiene una participación activa, es decir, una persona que piensa por sí misma, que posee la capacidad de asociarse libremente, escuchando y entendiendo otras opiniones para llegar en conjunto a resultados provechosos. Estas facultades no solo se logran en los distintos trabajos y en el entorno del hogar, sino básicamente en la escuela. Pero ¿qué pasa si quien les enseña a los niños que luchar por sus derechos los dignifica, se encuentra pisoteado, relegado, olvidado? La respuesta está a la vista, lo que sucede, es que los docentes no dejan de exigir mejoras en las condiciones de trabajo, y esa es la forma más valiosa que tienen para enseñar: dar el ejemplo.
En los últimos años, sobre todo al salir de la crisis del 2001, escuchamos hablar del crecimiento que atraviesa la Argentina del siglo XXI, pero qué hay de la distribución y la educación. Para el ya citado Mahatma Ghandi "la democracia es un régimen donde el más débil posee las mismas oportunidades que el poderoso” entonces ¿Qué es lo que genera que cada día concurran al colegio miles de chicos por el solo hecho de recibir una taza de mate cocido y un trozo de pan o galletas? ¿Cómo puede ser que con el dinero que se mueve con la reactivación, los docentes no reciban un sueldo digno y las instituciones de educación pública la suficiente ayuda del gobierno defensor de los derechos humanos? ¿Se les olvida que estudiar y tener un trabajo es lo que dignifica la vida que su gobierno tanto defiende?



María Tatiana Rojo

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